Actualmente sabemos que desde el siglo III de nuestra era el desarrollo del Tai-chi ha sido gradual, pero a partir del siglo XIX y, a excepción del estilo “Ch`en”, el estilo “Yang” ha sido la base de la cual han surgido todos los demás estilos.
En esta obra, el autor nos muestra cómo la evolución del Tai-chi ha sido notable a partir de la familia Yang y cómo tres generaciones de sus miembros fueron suficientes para la total difusión del arte no sólo en China sino también en el resto del mundo.
A través de estas páginas, el autor describe cómo sus historias y anécdotas señalan que el Tai-chi es un arte válido para la salud, el autodesarrollo y la defensa personal, y cómo éste ha llegado a nuestros días enriquecido por el valioso aporte de los miembros de la familia Yang y de sus alumnos.